El autor quiere hacer notar lo siguiente:
1. Actualmente la posición de la Iglesia con respecto a Garabandal
viene a resumirse en que no es digna de fe o de piedad, ya que no consta
que ninguno de sus hechos tenga origen sobrenatural.
2. Aunque Garabandal y sus mensajes NO tienen ningún contenido
que sea contrario a la fe catolica, sus profecías llevan implícito
el riesgo de una decepción.
3. Desde el punto de vista de un creyente o un católico
practicante, Garabandal y su mensaje no aportan nada nuevo a su fe, y pueden
perfectamente ignorarse.
4. No hay ningún mal en conocer los hechos de Garabandal
y sus profecías. Lo incorrecto es esperar en ellas de forma desmedida,
pudiendo vincular, con error, una decepción de Garabandal con una
decepción de la fe verdadera.
5. No obstante, para los que viven apartados de Dios, Garabandal será
una noticia, de momento curiosa, que se guardará en la memoria y
si se verifica, tendrá un efecto demoledor. Esa es la razon por
la que el autor opina que Garabandal, advertido el riesgo, merece la pena
anunciarse.