Muerte del Padre Luis M: Andreu
Por Maria Josefa Villa de Gallego.
Un día en el que las cuatro niñas tuvieron visión había mucha gente acompañán- dolas; entre ellas se encontraban el Padre Luis M: Andreu, un seminarista llamado Andrés Pardo y el Padre Royo Marín, Dominico. Era de noche cuando se apareció la Santísima Virgen a las niñas a la salida del Santo Rosario; se quedaron las cuatro extasiadas y comenzaron a caminar hacia los Pinos. Una vez allí, las personas que se encontraban más cerca del Padre Luis M:, le oyeron exclamar por cuatro veces consecutivas: !Milagro! con los ojos clavados en el Cielo, y de una forma como si estuviese extasiado."Nosotras, -dice Conchita-, le vimos bien, a pesar de que en nuestros éxtasis sólo nos veíamos entre nosotras y a la Santísima Virgen". De esto se deduce que el Padre Luis M: entró en éxtasis. Loli, Jacinta y Mari Cruz, aseguraron después que la Virgen las dijo: "El Padre me ha visto y también, por anticipado, el Gran Milagro anunciado por Conchita". Esto ocurrió el 8 de agosto de 1961. El fallecimiento esa madrugada del Padre Luis M: Andreu, forma parte importante de los acontecimientos de Garabandal, como se puede comprobar en el diario de Conchita. El Padre era profesor de Teología en la Facultad que la Compañía de Jesús tiene en Oña (Burgos). Había hecho sus estudios en Oña, Innsbruck y Roma, y al fallecer contaba con 36 años. Había subido a Garabandal por primera vez en los últimos días del mes de julio de 1961, a instancias de la familia Fontaneda de Aguilar de Campoo, con quién pasaba unos días de descanso. Volvió a subir el día 8 de agosto de 1961; ese día el párroco de Garabandal, D. Valentín Marichalar, tenía que ausentarse del pueblo, y le dió las llaves de la Parroquía para que celebrase la que luego sería la última Misa de su vida. Este mismo día 8 de agosto por la tarde hubo un éxtaxis de las niñas que comenzó en la Iglesia; durante el mismo, las videntes salieron en marcha extática de larga duración hacia los Pinos; se paraban en los sitios donde otros días habían tenido éxtasis y rezaban allí. El Padre Luis M: siguió a las niñas durante el éxtasis y con ellas llegó a los Pinos. Estando allí fue cuando el Padre Luis M: entró en el campo de visión de las cuatro niñas y extasiado pronunció la palabra "milagro" por cuatro veces consecutivas. Las pronunció con voz un tanto apagada, semejante a como hablaban las videntes durante los éxtasis. Y las niñas han descrito como le vieron durante el éxtasis: "Estaba de rodillas, con los ojos fijos en el Cielo; la Virgen lo miraba como diciendo: muy pronto estarás conmigo". Al término de todo ésto, el Padre Luis M: bajó en un jeep de Garabandal hasta Cosío; y allí esperó a los que bajaban andando sentado en el coche de la familia Fontaneda. Sobre la una de la madrugada, llegó D. Valentín de vuelta de su viaje, y se acerc&aocute; al coche donde se encontraba el Padre Luis M: con intención de hacerle alguna pregunta, y sin darle tiempo a nada el Padre Luis le dijo: "D. Valentín, lo que las niñas dicen es la verdad, pero Vd. no lo diga todavía". Y esta frase fue escrita esa misma noche por D. Valentín en su diario, antes de recibir la noticia de la muerte del Padre Luis M:. Cuando llegó el resto de los acompañantes que bajaban andando, organizaron la caravana de vuelta e iniciaron el regreso hacia Aguilar de Campoo. En el coche de Rafael y Carmen Fontaneda, conducido por su chofer Jesús Salcedo, iba el Padre Luis M:; al rato de salir de Cosío y poco antes de llegar a Reinosa, el Padre les hizo el siguiente comentario: "Estoy pleno de alegría, qué regalo me ha hecho la Virgen, qué suerte tener una Madre así en el Cielo, no hay que tener miedo a la vida sobrenatural; no puede quedar duda. ?Por qué nos habrá elegido la Virgen a nosotros? Hoy es el día más feliz de mi vida". Al decir ésto levantó la cabeza y como dejó de hablar le preguntaron: "Padre, ?le pasa algo?". Y él respondió: "No, nada, sólo sueño". Y diciendo esto bajó la cabeza. Entonces el chofer le miró y exclamo: "!Ay, el Padre está muy mal, tiene los ojos vueltos!". Y rápidamente se dirigieron a una clínica dónde sólo pudieron certificar su fallecimiento.
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