Dicen, los que saben de estas cosas, que Satanás anda furioso, dando botes
de angustia, que se revuelve inquieto en su inmundo trono, porque le queda ya
poco. Las calderas del infierno han subido mil grados en vapores funestos.
!Cómo odia a la Reina! Ella es, para él, la culpable de todo;
engendró a nuestro Redentor, fue durante su vida: enemiga invencible,
castillo infranqueable al ataque y alma impermeable al veneno, y ahora mismo,
cuando siente un momentaneo gusto del gobierno que tiene, añoranza de otro
perdido, sobre un mundo ignorante y esclavo, ella vuelve a quitárselo
todo.
Retumba entre sus cuernos la Palabra de Dios: "Ella te aplastará la
cabeza". Y es que sabe, que desde tiempos inmemoriales guarda en el trasero
una caja con fuegos de artificio cuya mecha es la misma Historia. El ya
cumplió, y aún cumple gustoso, con su parte de ensañarse en
la Cruz de Cristo; "y tu le morderás el calcañal". Pero ya
se acerca la hora, en que un gran signo de Dios, acto de Su Infinita
Misericordia, con la Santísima Virgen de mediadora, cambie el rumbo de los
corazones y abra un primer poquito los ojos de los ciegos de nacimiento que
inundan, hoy en el mundo, nuestra generación.
El Aviso, de la
Misericordia de Dios
El Aviso es un gran acto de la Misericordia de Dios, de proporciones tales que no
se recuerda nada semejante en toda la historia de la humanidad, a no ser la
Pasión y Muerte de nuestro Señor Jesucristo. Sin embargo, la
naturaleza de esta acción nada tiene que ver con la silenciosa, solitaria,
humillante, brutal, y amorosa muerte del Cordero de Dios, sino que más
bien, y con todo el respeto, tiene un aire de mamporro universal, de tirar
mundialmente de la moto, como a San Pablo se tiró del caballo, para que
todo el mundo comience al unisono a ver las figuras borrosas de las que antes nos
burlabamos.
?Qué datos tenemos?, son los siguientes:
Se verá en el cielo desde
todo el mundo, e inmediatamente será transmitido al interior de nuestras
almas.
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Será un fenómeno
astronómico semejante a un choque de estrellas, con mucho desprendimiento
de luz, y ruido ensordecedor, pero no se nos caerá encima.
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Será como el fuego, pero
no quemará la carne, aunque se sentirá física e
interiormente.
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Durará muy poco tiempo,
pero sus efectos en el mundo serán grandes.
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No hay que temer la muerte, sino
es por miedo, y en algún caso especial por la Misericordia de Dios.
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Cada uno verá en muy poco
tiempo, como es su alma a la luz de la verdad de Dios, conocerá que El
existe, y que ha estado presente en cada una de sus faltas.
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Será como un juicio en
miniatuara.
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Dios espera, que con este acto
de Su Misericordia enmendemos nuestros caminos y volvamos hacia El nuestras
vidas.
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Los que ya conocen y aman a
Dios, se acercarán más a El.
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Muchos se convertirán,
pero aún muchos seguirán negando a Dios, negando al que es, en un
acto de suprema hipocresía.
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(Resumen de los datos aportados por las mismas videntes, que los recibieron de
forma directa).
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